Algunos poemas de Nietzsche.


Consejos

No quieras ser jamás el timbalero
De tu propio destino.
Abandona el camino
De todo ese bum-bum de falsa gloria.
Alégrate no sea difundido
Con rapidez tu nombre;
y sepas ser un hombre
Que ahorrar su propia fama ha conseguido.


¿Ya nunca hacia atrás?

¿Ya nunca hacia atrás?
¿Ni avanzar jamás?
Así yo aquí espero
Y obstinado cojo
Lo que asir me dejan la mano y el ojo.
Cinco pies de lierra y la aurora en suerte,
Y bajo mis plantas ... Hombre, Mundo, Muerte.



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Habla el solitario
¿Tener yo pensamientos?
¡Buenol Ya sé que por señor me quieren.
¿Pero hacerse uno mismo pensamientos?
¡Cuán gustoso olvidara yo tal arte!
A aquel que se fabrica pensamientos
Sus mismos pensamicntos le dominan;
Y no quiero servir ahora ni nunca.


Verdades...

Verdades que jamás sonrisa alguna
En su oro haya bañado ... ¡cuán indómitas,
Cuán verdes y cuán ásperas verdades!
En torno mío aguardan impacientes.
Verdades quiero para nuestros pies,
Verdades que a la danza nos inviten.


El arroyo

Un arroyo danzante, centelleante,
Que en tortuoso lecho de peñascos
Rebulle aprisionado ...
¿Qué es lo que puede hacerle otra vez libre?
Entre las negras rocas
Fulgura su impaciencia y se extremece.
Tortuoso es el camino
De todo grande hombre, de toda gran corriente,
Pero incesantemente
Marchan y avanzan hacia su destino.
¡Oh, supremo valor! No son miedosos
De caminos tortuosos.


Crepúsculo

Ya que el día cansado está del día,
Ya que el ansia anhelante del arroyo
Esperanzas susurra de consuelo,
Ya que la esfera pálida del cielo
En finas blondas de oro suspendida,
¡Descansa! al oído dice al fatigado ...
¿Por qué, mi corazón, tú no descansas?
¿Qué te espolea en tu incesante huida
Que los pies te ensangrienta?...
Dí, ¿qué esperas?




Silencio férreo

Yo escuchaba con todos mis sentidos ...
Ni el más leve rumor Ilegaba a mi.
El mundo estaba mudo ...
Yo escuchaba con el vivaz oído
De mi curiosidad. Por cinco veces
Por encima de mi tiré el anzuelo;
Sin ningún pez lo retiré otras cinco ...
Pregunté ... No cayó respuesta alguna
En mis redes vacias ...
Yo escuchaba
Con el vivaz oído de mi Amor.


A la amistad

Yo te saludo, Amistad,
Oh, primera claridad
De mi suprema esperanza
Ah, muchas y muchas veces
Esa noche, ese camino
De mi trágico destino
Pareciéronme sin fin;
y toda, toda la vida
Sin objeto y maldecida,
Digna de mi odio y ruín
¡Ah, vivir quiero dos veces.
Ahora que tú me apareces,
¡Oh, mi más cara deidad!
Pues la victoria y la aurora
Tus ojos he visto ahora
Inundar de claridad.


¡Oh dicha...!

¡Oh, dicha! Ansiada dicha,
Oh tú, suprema presa
Que siempre estás cercana
Mas no bastante cerca;
Que siempre eres mañana,
Mas nunca en el hoy llegas.
¿Quizá en exceso joven,
Joven sin experiencia,
A este cazador tuyo
Que te persigue, encuentras?
¿Eres tú del pecado
En realidad la senda,
De entre todas las culpas
Oh, culpa, la más bella?


Soledad

Las cornejas, con lúgubres graznidos
En denso vuelo a la ciudad ya tornan.
¡Bien pronto nevará! ¡Feliz mil veces
Quien tiene patria!

Y ahora tu estás aquí rígido y solo;
Siempre detrás de ti con dolor miras.
¿Por qué, oh, necio, a las puertas del invierno
Al mundo huiste?

Oh, el mundo, esta glacial y muda entrada
¡A miles de desiertos desolados!
Jamás sosiego tiene el que perdiera
Lo que perdiste.

Ahora aquí estás con pálido semblante,
Peregrino lanzado al cruel invierno,
Tal como el humo que sin tregua busca
Más fríos cielos.

Pájaro, vuela y con voz ronca entona
Tu canción de los fúnebres desiertos.
Oculta, oh, necio, el corazón sangrando
En hielo y mofa.

Los cornejos, con lúgubres graznidos
En denso vuelo a la ciudad ya tornan.
¡Bien pronto nevará! ¡feliz mil veces
Quien tiene patria!
Canto de Zaratustra

Hombre, ¿no escuchas con atento oído
Lo que te dice la profunda noche?
Yo dormía, dormía, mas de pronto
Me desperté de mí profundo sueño ...
El mundo es muy profundo, más profundo
De lo que te parece al ser de día.
Profundo es su dolor. Oh, la alegría
Es más profunda aún que todo duelo.
¡Pasa!, dice el dolor; mas la alegría
Siente el ansia inmortal de una profunda
Eternidad y aspira a ser eterna.


 
 
 
 

Publicar un comentario 1 comentarios:

Javier Alejo dijo...

Magnificos poemas... ¿Pero que podemos esperar del Maestro?

18 de junio de 2009, 22:36

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